Sin embargo, simultáneamente advirtió sobre la urgencia de alcanzar un acuerdo de alto el fuego, declarando que “ya no tenemos meses, y probablemente tengamos días y tal vez unas pocas semanas”. Su visita a Doha se produjo en un momento de máxima tensión, justo después del ataque israelí contra líderes de Hamás en la capital qatarí. Allí, Rubio se reunió con el emir Tamim bin Hamad Al Thani, reafirmando la sólida relación bilateral y agradeciendo los esfuerzos de mediación de Qatar.

Subrayó que “si hay algún país en el mundo que pueda ayudar a poner fin a esto mediante una negociación, ese es Qatar”.

La gira también sirvió para avanzar en un acuerdo ampliado de cooperación en defensa entre EE.UU. y Qatar. La diplomacia de Rubio refleja la compleja postura de la administración Trump: un apoyo firme a las acciones militares de Israel, combinado con el reconocimiento de que la vía diplomática, con Qatar como actor central, es la única salida viable a largo plazo para evitar una escalada regional mayor.