En una cumbre de emergencia en Doha, 57 países islámicos y árabes han emitido un enérgico llamado a la comunidad internacional para imponer un embargo de armas a Israel, revisar las relaciones diplomáticas y coordinar esfuerzos para suspender su membresía en las Naciones Unidas. La reunión fue convocada en respuesta al ataque israelí contra una delegación de Hamás en la capital qatarí. La declaración final de la cumbre, organizada por la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI), detalla una serie de medidas contundentes.
Entre los 25 puntos acordados, se insta a todos los Estados a “imponer sanciones; suspender el suministro, transferencia o tránsito de armas, municiones y material militar” a Israel.
El llamado a la acción diplomática es significativo, ya que, de ser cumplido por los firmantes, implicaría que países como Egipto, Jordania, Turquía, EAU, Bahréin, Marruecos y Sudán corten sus relaciones con el Estado judío. Además, la cumbre urgió a los miembros de la OCI a examinar la consistencia de la membresía de Israel en la ONU con la Carta de la organización y a apoyar las órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional contra líderes israelíes, incluyendo a Benjamín Netanyahu. El emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, acusó a Israel de sabotear deliberadamente las negociaciones de paz. Paralelamente, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) ordenó activar sus mecanismos de defensa conjunta para evaluar la amenaza israelí.
En resumenLa cumbre árabe-islámica en Doha representa una de las respuestas diplomáticas más contundentes contra Israel, unificando a 57 naciones en un llamado a sanciones, embargo de armas y la posible suspensión de Israel de la ONU. La medida, catalizada por el ataque en Qatar, refleja un profundo deterioro de las relaciones y un esfuerzo coordinado para aislar a Israel en el escenario internacional.