Paralelamente, la presión social se ha intensificado.

En Tel Aviv, familiares de los rehenes secuestrados por Hamás han organizado protestas por segundo día consecutivo frente a la residencia privada de Netanyahu. Los manifestantes exigen que el gobierno priorice un acuerdo de alto el fuego que permita la liberación de los cautivos. Esta demanda choca con la postura de Netanyahu, quien ha defendido la ofensiva militar como la principal vía para presionar a Hamás. Algunos observadores en Israel creen que los motivos reales de la ofensiva son políticos: mantener al país en estado de guerra para evitar elecciones anticipadas en las que la coalición de extrema derecha de Netanyahu podría ser derrotada.