La reacción fue inmediata y contundente.

En una cumbre de emergencia en Doha, líderes de 50 países de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI) pidieron suspender a Israel de la ONU, imponerle sanciones y un embargo de armas. El emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, acusó a Israel de intentar sabotear las negociaciones y de querer imponer su poder en la región. El primer ministro qatarí, Mohammed bin Abdulrahman al Thani, instó a la comunidad internacional a "dejar de usar el doble rasero" y sancionar a Israel por sus "crímenes". La crisis también provocó una respuesta militar: el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que incluye a Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, ordenó activar sus mecanismos de defensa conjunta. La situación forzó una intervención diplomática de Estados Unidos; el secretario de Estado, Marco Rubio, viajó a Doha para reafirmar el apoyo a la seguridad de Qatar, mientras que el presidente Donald Trump expresó públicamente su descontento con la operación israelí, pidiendo "cautela".