Como respuesta, Israel cerró de forma indefinida el puente Allenby/Rey Hussein, una ruta estratégica que representa la "única vía de salida al extranjero para más de tres millones de palestinos que viven en Cisjordania y Jerusalén Este". El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reaccionó con firmeza, exigiendo a Jordania endurecer los protocolos de revisión para los camiones de ayuda y responsabilizándola de no haber evitado el ataque. El incidente generó reacciones encontradas en la región: el gobierno de Jordania condenó el ataque, calificándolo como una amenaza a la estabilidad, mientras que Hamás lo aplaudió públicamente, considerándolo un "mensaje claro" contra las políticas israelíes. El cierre del cruce, vital para el comercio y la movilidad palestina, agrava la crisis humanitaria en Gaza al interrumpir una de las rutas de entrada de ayuda y aumenta la presión sobre la ya frágil relación entre Israel y Jordania.