Los líderes calificaron el bombardeo en Doha como “flagrante, traicionero y cobarde” y advirtieron que “nadie es inmune a los excesos” de Israel. Además, rechazaron el uso de una “retórica islamófoba” por parte de Israel para legitimar sus acciones. La cumbre también ordenó al Consejo de Defensa Conjunto del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) activar mecanismos de defensa compartidos para evaluar la amenaza, declarando que un ataque contra un miembro es un ataque contra todos. A pesar de la contundencia de la declaración, su implementación práctica es compleja, ya que requeriría que países como Egipto, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos, que mantienen relaciones diplomáticas con Israel, las cortaran.