Netanyahu reafirmó su postura inflexible al declarar: “No se establecerá ningún Estado palestino al oeste del río Jordán”.

Su gobierno criticó la medida como un acto que “desestabiliza aún más la región” y socava las posibilidades de una solución negociada. Esta reacción se vio amplificada por ministros de ultraderecha como Itamar Ben Gvir, quien exigió la anexión inmediata de Cisjordania. Por su parte, Estados Unidos calificó los reconocimientos de “gestos teatrales”, manteniendo su postura de que un Estado palestino solo puede surgir de negociaciones directas y consolidando su aislamiento en el G7 y el Consejo de Seguridad de la ONU sobre este tema.

Para los palestinos, la noticia fue recibida con celebraciones en Cisjordania, donde multitudes se congregaron en Ramala.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, consideró el gesto como un “paso necesario hacia una paz duradera”.

Sin embargo, algunos ciudadanos en el terreno expresaron escepticismo, como Roula Ghaneb, quien afirmó: “No queremos palabras, queremos acciones”.

El creciente apoyo internacional, que ahora suma a casi 150 de los 193 miembros de la ONU, refleja una frustración global con el estancamiento del proceso de paz y la catástrofe humanitaria en Gaza.