Estados Unidos ha vuelto a ejercer su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para bloquear una resolución que exigía un alto al fuego inmediato y permanente en Gaza y la liberación de los rehenes. La decisión subraya el creciente aislamiento de Washington e Israel en la escena mundial, mientras la crisis humanitaria en el enclave palestino, calificada de “catastrófica” en la propia resolución, continúa agravándose. La resolución, redactada por los 10 miembros no permanentes del Consejo, recibió el voto favorable de los otros 14 miembros, dejando a Estados Unidos como el único opositor. La administración estadounidense justificó su veto argumentando que la propuesta “no iba lo suficientemente lejos en condenar a Hamás” y que las demandas de un alto al fuego no estaban directamente vinculadas a la liberación incondicional de los rehenes.
Esta postura ha sido consistente en vetos anteriores desde noviembre.
La decisión provocó una fuerte reacción de la comunidad internacional. El embajador palestino ante la ONU, Riyad Mansour, expresó la “ira, la frustración y la decepción” de su pueblo. Argelia, uno de los impulsores de la resolución, se disculpó con los palestinos por el fracaso del Consejo, mientras que Pakistán calificó la votación como “un momento oscuro”. Por su parte, el embajador de Israel, Danny Danon, afirmó que la resolución “no liberará a los rehenes y no traerá seguridad a la región”. Este veto se produce en un momento crítico, justo antes de la Asamblea General de la ONU, donde se espera que varios aliados de Estados Unidos reconozcan formalmente al Estado palestino, lo que evidencia una fractura en el bloque occidental.
En resumenEl veto de Estados Unidos a otra resolución de alto al fuego en Gaza reafirma su apoyo incondicional a la postura de Israel, a pesar de un consenso internacional casi unánime a favor del cese de hostilidades. Esta acción no solo profundiza el aislamiento diplomático de Washington, sino que también socava la capacidad del Consejo de Seguridad para actuar ante una de las crisis humanitarias más graves del mundo, permitiendo que el conflicto continúe sin control.