Este acercamiento, que ocurre mientras ambos países técnicamente siguen en guerra desde 1948, podría reconfigurar las alianzas estratégicas en un Oriente Medio convulso.

Las conversaciones, que se desarrollan bajo la presión de Estados Unidos, han sido posibles tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024 y la llegada al poder de una coalición liderada por el exyihadista Ahmed al-Sharaa. Una fuente de la cancillería siria confirmó que hay “avances en las negociaciones” y que se esperan “varios acuerdos antes de fin de año, en primer lugar acuerdos militares y de seguridad”.

El ministro de Exteriores sirio, Asad al-Shaibani, viajó a Washington para continuar con el diálogo. Para Siria, los objetivos principales son obtener el levantamiento de las sanciones internacionales y lograr el cese de las operaciones militares israelíes en su territorio. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, señaló que las victorias de Israel contra Hezbolá en Líbano han “abierto una ventana para la posibilidad de paz con nuestros vecinos del norte”, y admitió que “estamos manteniendo conversaciones con los sirios”. Este acercamiento representa un cambio drástico en la geopolítica regional, ya que el nuevo gobierno sirio busca distanciarse del eje Irán-Hezbolá-Hamás, del cual formaba parte el régimen de Al-Assad.

Aunque una paz formal y la normalización de relaciones aún parecen lejanas, los acuerdos de seguridad podrían estabilizar la frontera norte de Israel.