A ellos se sumaron Australia y Portugal, y se espera que Francia, junto con otros cinco países europeos, formalice su reconocimiento durante una conferencia en Nueva York copresidida con Arabia Saudita.

Este movimiento eleva a casi 150 el número de países miembros de la ONU que reconocen a Palestina. La reacción de Israel fue de rechazo categórico.

El primer ministro Benjamín Netanyahu calificó la decisión como una "enorme recompensa al terrorismo" y reafirmó que "no habrá un Estado palestino al oeste del Jordán".

El gobierno israelí, a través de su Ministerio de Exteriores, acusó a estos países de desestabilizar la región y socavar las posibilidades de una paz negociada. Estados Unidos, principal aliado de Israel, también criticó la medida, calificándola de "gestos teatrales" y manteniendo su postura de que el reconocimiento solo debe surgir de negociaciones directas.

La Autoridad Nacional Palestina, por su parte, celebró los anuncios como un "paso necesario hacia una paz justa y duradera", mientras que los palestinos en Cisjordania realizaron marchas para agradecer el apoyo internacional, aunque con escepticismo sobre su impacto inmediato en el terreno.