La situación humanitaria en la Franja de Gaza ha alcanzado un punto crítico, con la declaración oficial de hambruna en el norte del enclave y la sistemática destrucción de su infraestructura sanitaria. La ofensiva israelí ha provocado el cierre de los últimos hospitales de especialidades y la demolición de centros de salud, mientras la ayuda humanitaria es insuficiente y su acceso es severamente restringido por Israel. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, describió los horrores en Gaza como algo que "rebasa cualquier otro conflicto" durante su mandato, denunciando que "la hambruna es una realidad en Gaza y la situación humanitaria es intolerable". La Comisión Europea anunció 50 millones de euros adicionales en ayuda, pero admitió que "la financiación por sí sola no es suficiente" sin acceso humanitario garantizado. La Sociedad Palestina de Socorro Médico informó que Israel destruyó su principal centro en la Ciudad de Gaza, un edificio de seis pisos que proporcionaba servicios vitales. El jefe de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, condenó el ataque: "Los ataques a instalaciones de salud deben terminar.
La violencia sin sentido debe detenerse.
¡Alto el fuego!". El Ministerio de Salud de Gaza informó que los dos últimos hospitales especializados, el Infantil Al Rantisi y el Oftalmológico San Juan, tuvieron que cerrar debido a las operaciones militares israelíes cercanas.
La ONU ha acusado a Israel de arrasar viviendas con fines de "limpieza étnica", mientras los desplazados luchan por sobrevivir en campamentos superpoblados con acceso limitado a agua y alimentos.
En resumenLa crisis en Gaza ha escalado a una catástrofe humanitaria con la declaración de hambruna y el colapso del sistema de salud debido a los ataques israelíes. A pesar de la ayuda internacional y las condenas de la ONU, la falta de acceso seguro para la ayuda y la continuación de la ofensiva militar perpetúan un ciclo de muerte y sufrimiento para la población civil.