Este gesto de protesta coincidió con el anuncio de que diez nuevos países, entre ellos aliados históricos de Israel como Reino Unido, Francia y Canadá, se sumaron al reconocimiento oficial del Estado palestino. Con estas adhesiones, el número total de países miembros de la ONU que respaldan la existencia de Palestina asciende a 157, lo que representa el 81% de la organización. La presión internacional se ha intensificado con duras críticas de líderes mundiales.
La primera ministra italiana, Georgia Meloni, afirmó que Israel "ha traspasado un límite", mientras que el canciller alemán Johann Wadephul describió la situación en Gaza como "un infierno en la Tierra" y "una pesadilla humanitaria". Por su parte, el rey Felipe VI de España exigió a Israel detener la masacre, calificando los bombardeos sobre hospitales y escuelas como "actos aberrantes".
A pesar de la presión, Netanyahu mantuvo una postura desafiante, rompiendo incluso el protocolo al no reunirse con el secretario general de la ONU, António Guterres, y reiterando que nunca aceptará un Estado palestino, al que considera un "suicidio nacional".













