La profunda fractura entre las principales facciones políticas palestinas ha quedado expuesta una vez más, luego de que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, exigiera el desarme de Hamás como condición para la gobernanza de Gaza, a lo que el grupo islamista respondió con una dura condena. En un mensaje grabado para la Asamblea General de la ONU, Abbas declaró que la ANP está preparada para asumir la "plena responsabilidad" de la administración y seguridad en la Franja de Gaza una vez que termine la invasión israelí. Sin embargo, fue categórico al afirmar que "Hamás no tendrá ningún papel en la gobernanza y, junto con otras facciones, debe entregar las armas a la autoridad Palestina".
Esta postura fue inmediatamente rechazada por Hamás.
Izat al Rishq, un alto dirigente del grupo, acusó a Abbas de traicionar los acuerdos de unidad nacional y de ceder a las presiones internacionales en un momento crítico.
Al Rishq lamentó que el líder de la ANP condenara a la resistencia mientras la "ocupación israelí" intensifica su violencia. Para Hamás, la propuesta de Abbas equivale a desmantelar la capacidad de defensa del pueblo palestino en medio de lo que describen como "la más peligrosa guerra de exterminio". Este enfrentamiento público subraya la histórica rivalidad entre Al Fatá, el partido de Abbas, y Hamás, complicando cualquier esfuerzo por establecer un gobierno unificado en los territorios palestinos.
En resumenLa disputa pública entre Mahmud Abbas y Hamás sobre el desarme y el futuro de Gaza revela una división irreconciliable en el liderazgo palestino. Esta falta de unidad representa un obstáculo fundamental para la formulación de una estrategia cohesiva frente a Israel y para la reconstrucción de un proyecto nacional palestino.