En el festival Nova, 380 jóvenes fueron asesinados y 40 secuestrados. En el lugar de la masacre se ha erigido el Nova Festival Victims Memorial, un espacio de duelo donde se honra a las víctimas con retratos y homenajes. La memoria de los secuestrados impregna todo el país.

Afiches con la frase “Bring them home now” empapelan las ciudades, y el color amarillo se ha convertido en un símbolo del reclamo por su liberación.

Este recuerdo ha catalizado una fractura social.

Mientras una parte de la población apoya la continuación de la ofensiva militar, otra, especialmente los familiares de los rehenes, milita activamente por un acuerdo de paz y el fin de la guerra. Para conmemorar el aniversario, se organizó el Nova Healing Concert en Tel Aviv bajo el lema “We will dance again” (Volveremos a bailar), reuniendo a 30,000 personas en la primera convocatoria musical masiva desde el ataque, un acto de resiliencia que plantea preguntas sobre la posibilidad de celebrar en medio del conflicto.