En este último, 380 jóvenes fueron asesinados y 40 secuestrados.

Chen Malca, una sobreviviente, describió la masacre como "una pesadilla" de "horror, sangre, barbarie y muerte". Los informes de Human Rights Watch y una comisión de la ONU documentaron crímenes de guerra, incluyendo homicidios, tortura y violencia sexual. La conmemoración de este año se ha centrado en la campaña "Bring them home now" (Tráiganlos a casa ya), con afiches de los rehenes cubriendo las ciudades israelíes, exigiendo al gobierno de Netanyahu un acuerdo para su liberación.

El festival Nova Healing Concert, bajo el lema "We will dance again", reunió a 30,000 personas en Tel Aviv para recordar a las víctimas. La Comisión de la ONU también señaló que las autoridades israelíes "no protegieron a los civiles en el sur de Israel en casi todos los frentes", destacando un despliegue tardío de fuerzas para repeler el ataque.