Posteriormente, Trump firmó una orden ejecutiva que establece un importante compromiso de seguridad con Catar. El decreto estipula que "cualquier ataque armado contra el territorio, la soberanía o la infraestructura crítica de Catar se considerará como una amenaza a la paz y la seguridad de Estados Unidos". Además, la orden compromete a EE.

UU. a adoptar "todas las medidas apropiadas, incluidas las diplomáticas, económicas y, si es necesario, militares" para defender a Catar, con una planificación de respuesta conjunta entre ambos países.

Aunque no es un tratado formal, esta orden ejecutiva representa un respaldo significativo que el gobierno catarí buscaba desde hace tiempo.