Esta maniobra reduce el control israelí de más del 80% a aproximadamente un 53% del territorio gazatí. Un funcionario de seguridad israelí indicó que, en sus nuevas posiciones, el ejército controlará cerca de la mitad de Gaza. La retirada permitió que las autoridades militares levantaran los puntos de control del corredor de Netzarim, y miles de palestinos congregados en Wadi Gaza comenzaron a caminar hacia el norte. Sin embargo, el regreso se produce en medio de una devastación generalizada.

Ismail Zayda, un residente de 40 años, relató: “Gracias a Dios mi casa sigue en pie.

Pero el lugar está destruido, las casas de mis vecinos están destruidas, barrios enteros han desaparecido”.

El portavoz militar israelí, Avichay Adraee, advirtió que aún existen zonas de alto riesgo, como Beit Hanoun y Shujaiya, por la concentración de tropas, y pidió precaución. A pesar de los peligros, la alegría de volver era palpable. “Solo volver a donde estaban nuestros hogares, incluso sobre los escombros, es una gran alegría.

Llevamos dos años sufriendo, desplazados de un lugar a otro”, expresó Mahdi Saqla, otro desplazado.