La Unrwa reportó que sus envíos de alimentos, medicinas y artículos de refugio, suficientes para abastecer a la población por tres meses, permanecen retenidos fuera de Gaza. La decisión de Israel se presenta como una medida de presión sobre Hamás por los retrasos en la devolución de los cuerpos de los rehenes fallecidos. Esta situación agrava la crisis en un territorio donde el 90% de las viviendas han sido destruidas y se necesitan al menos 70 mil millones de dólares para la reconstrucción. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha instado a que el alto el fuego conduzca a la “entrada sostenida y a gran escala de ayuda humanitaria” para evitar un colapso mayor.