La tragedia para su familia se agravó una semana después, cuando su madre, Raffaela, también se quitó la vida.

Antes de su propia muerte, Shalev publicó un desgarrador mensaje de despedida en sus redes sociales, describiendo un dolor insoportable.

“Lamento sinceramente.

No puedo soportar este dolor por más tiempo.

Me estoy quemando por dentro”, escribió, añadiendo una frase que resume su estado: “Estoy vivo – pero por dentro, ya estoy muerto”.

La Asociación Comunitaria de la Tribu Nova, una ONG de apoyo a los supervivientes, lamentó su muerte y emitió un comunicado alertando sobre la “profunda angustia emocional” que muchos continúan experimentando. La organización instó a la sociedad israelí a permanecer “vigilantes y profundamente sensibles a la salud mental de las personas afectadas”. La muerte de Shalev es un sombrío recordatorio de las heridas invisibles de la guerra y del trauma que persiste mucho después de que cesan los combates.