Según el grupo islamista, las fuerzas israelíes han realizado “ataques directos contra civiles, bombardeos en zonas residenciales y detenciones arbitrarias”.

Por su parte, Israel justifica sus acciones como respuestas necesarias ante provocaciones.

El ejército israelí ha declarado que mantendrá el acuerdo, pero responderá “firmemente a cualquier violación del mismo”.

Un punto crítico de tensión es la llamada “línea amarilla”, la demarcación hasta donde las tropas israelíes debían retirarse.

Se han reportado múltiples incidentes en los que soldados israelíes abrieron fuego contra palestinos que intentaban cruzar esta línea para regresar a sus hogares, argumentando que representaban una “amenaza inmediata”. En un caso específico, un ataque israelí contra un vehículo familiar en el barrio de Zeitun resultó en la muerte de 11 palestinos, incluyendo siete niños, lo que agrava aún más las tensiones. Estos incidentes demuestran la extrema fragilidad del cese de hostilidades y el riesgo constante de una nueva escalada de violencia, a pesar de los esfuerzos diplomáticos internacionales.