Netanyahu declaró: “Otro jefe de Estado Mayor ha sido eliminado en la línea de comandantes terroristas que buscaban hacernos daño; los alcanzaremos a todos”.

Por su parte, el ministro de Defensa, Israel Katz, afirmó que Al Gamari “se unió en las profundidades del infierno a sus compañeros del eje del mal eliminados”. El grupo hutí confirmó la muerte de su comandante, a quien calificaron de mártir, junto a varios de sus compañeros y su hijo de 13 años. Según el ejército israelí, Al Gamari jugó un “papel clave en el desarrollo de las capacidades militares del régimen terrorista hutí, especialmente en el establecimiento de sus sistemas de misiles y su infraestructura de producción de armas”, y había sido entrenado por Hezbolá y la Guardia Revolucionaria de Irán. Este ataque selectivo demuestra la capacidad de Israel para proyectar su poder militar a distancia y su determinación para desmantelar la red de proxies de Irán en la región. La operación se enmarca en una estrategia más amplia de Israel para contrarrestar las amenazas del llamado “eje de resistencia”, que incluye a grupos en Líbano, Siria, Irak y Yemen, que han lanzado ataques contra Israel en solidaridad con los palestinos desde el inicio de la guerra en Gaza.