Se estima que entre los fallecidos hay unos 20,000 niños, lo que equivale a “uno cada hora desde hace 24 meses”.

La destrucción de infraestructura ha sido sistemática: el 89% de las instalaciones de agua y saneamiento y el 92% de las escuelas han sido dañadas o destruidas.

La ofensiva también ha tenido un objetivo deliberado en la prensa. Alrededor de 300 periodistas han sido asesinados en Gaza, convirtiendo el conflicto en el más mortífero para los medios de comunicación en la historia moderna. La Relatora Especial de la ONU sobre la libertad de expresión, Irene Khan, denunció que a los periodistas se les acusa de ser “partidarios del terrorismo” antes de ser asesinados, concluyendo que “no se trata solo de matar a periodistas. Se trata de matar la historia”.

Esta estrategia de silenciamiento buscaba, según los informes, ocultar las atrocidades cometidas. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU también ha señalado un aumento de la violencia en Cisjordania, donde más de mil palestinos, una quinta parte de ellos niños, han sido asesinados por tropas y colonos israelíes desde el inicio del conflicto.