La comunidad internacional presenta visiones contrapuestas para la administración de Gaza en la posguerra. China ha reafirmado su postura histórica a favor de la autodeterminación y la solución de dos Estados.

Un portavoz del gobierno chino instó a que cualquier acuerdo respete “la voluntad del pueblo palestino”.

En contraste, el plan estadounidense, aunque vago en detalles, propone un modelo de transición. Según este, la gestión de los asuntos cotidianos recaería en un “comité palestino tecnocrático y apolítico”, el cual estaría bajo la “supervisión y control de un nuevo organismo internacional de transición” dirigido por el presidente Trump.

Esta propuesta, sin embargo, enfrenta múltiples obstáculos.

Israel ha rechazado cualquier papel futuro para la Autoridad Palestina en Gaza, mientras que Hamás ha declarado que el gobierno del enclave debe ser decidido exclusivamente por los palestinos, sin imposiciones externas. El primer ministro palestino, Mohammad Mustafa, ha indicado que la Autoridad Palestina colaborará con socios internacionales para abordar los problemas de gobernanza, pero la falta de consenso entre los actores clave crea un vacío de poder y una profunda incertidumbre sobre quién asumirá la responsabilidad de la reconstrucción y la administración de un territorio devastado.