Israel es el único que decidirá sobre su seguridad”.

Esta afirmación de soberanía estratégica se produce mientras discute con funcionarios estadounidenses el futuro de Gaza. El primer ministro aseguró que se están desarrollando ideas para “el día después”, describiéndolo como “un día después increíble con una visión completamente nueva de cómo establecer un gobierno civil, cómo garantizar la seguridad allí y quién podría proporcionarla”. Además de su visión a largo plazo, Netanyahu ha utilizado herramientas de presión inmediata, como el control del paso fronterizo de Rafah. Ha ordenado que el cruce permanezca cerrado “hasta nuevo aviso”, y su reapertura se considerará únicamente en función de si Hamás cumple con su obligación de devolver los cuerpos de los rehenes fallecidos. Esta condición también se extiende a su promesa de repatriar “hasta el último cuerpo” de los secuestrados, un compromiso que reiteró en una ceremonia en memoria de los caídos.

Su postura intransigente busca maximizar la presión sobre Hamás, dejando claro que cualquier avance humanitario o logístico estará directamente ligado a las concesiones del grupo islamista.