Esta advertencia surge mientras Washington promueve la creación de una fuerza internacional de estabilización para consolidar el alto el fuego.

Netanyahu fue tajante al afirmar que Israel decidirá qué fuerzas serán aceptadas y cuáles no.

“Nos defenderemos por nuestra cuenta y responderemos según nuestra discreción, sin pedir permiso a nadie”, declaró, reafirmando que su país no es un “protectorado de Estados Unidos”.

Esta postura se vio reflejada en los bombardeos del 19 de octubre, que dejaron 45 muertos como represalia por la muerte de dos soldados israelíes, demostrando la voluntad de actuar unilateralmente. Además, el primer ministro respondió a las críticas sobre la influencia estadounidense, negando la dependencia y definiendo la alianza como una relación “de socios, no de subordinación”. La tensión en esta relación también se evidenció con la revelación del Canal 12 de Israel de que el enviado estadounidense Steve Witkoff le pidió no utilizar la ayuda humanitaria como herramienta de presión para recuperar cuerpos de rehenes, una filtración que generó debate interno en Israel.