“En estos momentos hay muchos países involucrados en este proceso y, si ocurre este escenario, ya no van a querer seguir involucrados”, declaró, refiriéndose a las naciones árabes cuya cooperación es vista como esencial para la estabilidad regional.
Esta postura refuerza un mensaje previo del presidente Donald Trump, quien advirtió a la revista Time que Israel perdería el apoyo clave de Washington si avanzaba con la anexión de Cisjordania, territorio palestino ocupado desde 1967. La advertencia diplomática estadounidense llega en un momento de tensiones políticas internas en Israel. El parlamento israelí (Knesset) aprobó en una lectura preliminar dos proyectos de ley para extender la soberanía israelí, impulsados por la extrema derecha de la coalición de gobierno de Benjamín Netanyahu. El propio vicepresidente estadounidense, JD Vance, calificó la maniobra como una “provocación deliberada” y una “maniobra política muy estúpida”.
La oficina de Netanyahu se distanció de la votación, calificándola de un intento de la oposición por “sembrar la discordia”. La firmeza de Washington busca evitar que las presiones de los sectores más radicales del gobierno israelí descarrilen el frágil acuerdo en Gaza y la posibilidad de ampliar los Acuerdos de Abraham.













