El intercambio de rehenes y restos mortales se ha convertido en uno de los aspectos más dolorosos y complejos del acuerdo de alto el fuego, con familias israelíes exigiendo la devolución de todos los cuerpos y familias palestinas enfrentando la difícil tarea de identificar a sus seres queridos. La situación pone de relieve la profunda herida humanitaria dejada por el conflicto. Por un lado, el Foro de Familias de Rehenes, la principal asociación de allegados de los cautivos israelíes, ha pedido al gobierno de Israel y a los mediadores internacionales “no pasar a la siguiente fase” del acuerdo hasta que Hamás cumpla con la devolución de todos los cuerpos de los rehenes fallecidos. De los 28 cautivos muertos, el movimiento islamista solo ha entregado los restos de 15, alegando dificultades para localizar y extraer los cuerpos de entre las ruinas de Gaza. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, se reunió con familiares de rehenes israelí-estadounidenses y prometió: “No descansaremos hasta que todos los restos sean devueltos”.
Por otro lado, la situación en Gaza es igualmente dramática.
Israel ha devuelto los restos de 195 palestinos, pero la identificación es una tarea casi imposible para las familias. Los cuerpos llegaron en avanzado estado de descomposición, desnudos y sin ninguna identificación.
Las familias deben revisar fotografías publicadas por el Ministerio de Salud o acudir al Hospital Nasser para intentar reconocer a sus seres queridos por cicatrices o marcas de nacimiento, ya que Israel no permite la entrada de material para pruebas de ADN.
Varios familiares denunciaron que los cadáveres presentaban signos de posible abuso, como manos y pies atados con bridas.
Una madre, Wahiba Shabat, relató la dificultad de reconocer a su propio hijo: “Tuvo que palpar una cicatriz en la parte posterior de su cabeza para confirmar que era él”.
En resumenEl proceso de intercambio de restos mortales entre Israel y Hamás está plagado de dificultades y dolor. Mientras las familias israelíes exigen el cumplimiento total del acuerdo para poder cerrar su duelo, las familias palestinas enfrentan la angustia de la identificación en condiciones precarias, lo que complica el avance hacia las siguientes fases del acuerdo de paz y profundiza la crisis humanitaria.