Fuentes de la Defensa Civil palestina informaron que entre las víctimas se encontraban al menos 40 niños y 25 mujeres, lo que subraya el alto costo humano de la breve reanudación de las hostilidades. La comunidad internacional reaccionó con alarma; la ONU y la Unión Europea emitieron llamados urgentes para un cese al fuego inmediato y duradero. A pesar de la justificación israelí de haber atacado “decenas de objetivos terroristas” y neutralizado a “30 terroristas”, la elevada cifra de víctimas civiles generó una fuerte condena. La rápida decisión de Israel de volver a aplicar el cese de hostilidades, tras la intensa presión diplomática y la condena internacional, demuestra un complejo equilibrio entre sus objetivos de seguridad y las consecuencias de sus acciones en el escenario global. Este ciclo de violencia y tregua subraya la inestabilidad de la situación y la facilidad con la que un solo incidente puede desencadenar una respuesta militar masiva, poniendo en peligro constante la vida de la población civil atrapada en el conflicto.