Familiares han descrito que sus seres queridos fueron mantenidos en condiciones inhumanas, algunos en jaulas de apenas 1.8 por 1.6 metros donde no podían ponerse de pie. Otros fueron retenidos en fosas subterráneas sin suficiente oxígeno o en túneles.

Guy Gilboa Dalal, uno de los liberados, fue mostrado en un video de Hamás demacrado mientras cavaba su propia tumba. Su hermano, Gal, confirmó que Hamás “los hizo pasar hambre para convertirlos en ejemplos visibles de lo que es el hambre”. Además de la inanición, los cautivos sufrieron manipulación psicológica, con sus captores diciéndoles que el ejército israelí los buscaba para matarlos. Un responsable de Hamás negó las acusaciones de tortura, afirmando que los rehenes fueron tratados “de acuerdo con las enseñanzas del islam”.