Además, el secretario de Estado, Marco Rubio, viajó a Israel para una visita de tres días con el objetivo de consolidar el cese de hostilidades. Durante su estancia, Rubio se reunió con el primer ministro Benjamín Netanyahu y con familiares de rehenes israelí-estadounidenses fallecidos, a quienes prometió que Washington no descansará “hasta que todos los restos sean devueltos”.

La diplomacia estadounidense también ha sido crucial para delinear el futuro de Gaza, participando en las discusiones sobre la creación de una fuerza de estabilización internacional y supervisando un centro de coordinación militar-civil. Sin embargo, la influencia de EE. UU. también ha encontrado límites y ha generado tensiones, como en el caso de la advertencia directa a Israel para que no proceda con la anexión de Cisjordania, una medida que Washington considera que socavaría todo el proceso de paz. La primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, incluso anunció su intención de nominar a Trump para el Premio Nobel de la Paz por su mediación en este y otros conflictos.