El intercambio de cuerpos entre Israel y Hamás, un componente clave del acuerdo de alto el fuego, se ha convertido en un nuevo foco de conflicto que ha provocado una escalada militar. La desconfianza mutua se intensificó después de que Israel determinara que los restos entregados por Hamás no correspondían a los de rehenes israelíes. Como parte del acuerdo, Hamás se comprometió a devolver los cuerpos de 28 rehenes fallecidos, mientras que Israel entregaría 15 cadáveres de palestinos por cada cuerpo de rehén recibido. Sin embargo, el proceso se estancó cuando el ejército israelí, tras un análisis forense, confirmó que los tres cuerpos más recientes entregados por Hamás no pertenecían a ningún rehén.
En respuesta, Israel lanzó nuevos bombardeos sobre Gaza.
Por su parte, las Brigadas Ezedin al Qasam, brazo armado de Hamás, afirmaron haber propuesto entregar “tres muestras de un cierto número de restos no identificados”, pero que Israel se negó y exigió los cadáveres completos para su examen. Mientras tanto, Israel ha devuelto 270 cuerpos de palestinos, de los cuales solo 78 han sido identificados debido a su mal estado y a la falta de kits de ADN en Gaza. La situación ha generado una profunda indignación en Israel y ha sido utilizada como justificación para reanudar las hostilidades.
En resumenEl proceso de intercambio de cuerpos se ha visto obstaculizado por disputas sobre la identidad de los restos, lo que ha llevado a Israel a reanudar los ataques en Gaza. Este desacuerdo ha minado uno de los pilares del alto el fuego y ha reavivado la violencia, demostrando la profunda desconfianza entre ambas partes.