El alto el fuego en Gaza, vigente desde el 10 de octubre, se ve amenazado por violaciones casi diarias, con ataques israelíes y acciones de Hamás que socavan la tregua. La tensión se ha intensificado por disputas en el intercambio de cuerpos de rehenes y prisioneros, un punto clave y emocional del acuerdo. A pesar de la tregua mediada por Estados Unidos, Israel ha continuado lanzando ataques que han causado la muerte de decenas de palestinos en operaciones cerca de Jan Yunis y Bureij. El ejército israelí justifica estas acciones como respuestas a violaciones del alto el fuego por parte de Hamás, incluyendo la destrucción de túneles e infraestructura.
Por su parte, fuentes palestinas denuncian que Israel sigue atacando zonas civiles.
La situación se agravó cuando Israel reanudó los bombardeos tras confirmar que tres cuerpos entregados por Hamás no correspondían a ninguno de los rehenes. Las Brigadas Ezedin al Qasam, brazo armado de Hamás, explicaron que habían ofrecido "muestras de un cierto número de restos no identificados", pero que Israel exigió los cuerpos completos para su examen. El intercambio de restos es una parte central del acuerdo, según el cual Hamás se comprometió a devolver 28 cuerpos de israelíes fallecidos en Gaza, mientras que Israel ha devuelto 270 cuerpos de palestinos. Hamás alega que la destrucción masiva en Gaza dificulta la localización de todos los restos, mientras que Israel acusa al grupo de retrasar deliberadamente el proceso. La continua violencia y la desconfianza en torno al intercambio de cuerpos evidencian la fragilidad de la tregua.
En resumenEl alto el fuego en Gaza es extremadamente frágil, con continuos ataques de Israel y acciones de Hamás. La desconfianza se ha agravado por disputas en el intercambio de cuerpos, como la entrega por parte de Hamás de restos que no correspondían a rehenes, lo que provocó nuevos bombardeos israelíes y pone en riesgo la estabilidad del acuerdo.