Los soldados que regresan del conflicto, desencadenado por el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, están atormentados por sus experiencias. El capitán Israel Ben Shitrit describe cómo el grito de un soldado que no pudo salvar todavía lo persigue, y cómo sonidos simples como un helicóptero lo transportan de vuelta a los intensos combates en Jan Yunis. El ejército israelí informó en julio de 2025 que se habían presentado 9,000 solicitudes de reconocimiento de "sufrimiento psicológico" desde que comenzó la guerra, un marcado contraste con los 159 casos reconocidos tras el conflicto más corto de 2014. Tuly Flint, un trabajador social clínico, afirma que el suicidio es "solo la punta del iceberg", señalando el aumento de las tasas de violencia doméstica y de relaciones rotas. El tema es profundamente personal para activistas como Tom Wasserstein, cuyo hermano menor Roi, un enfermero militar, se suicidó a los 24 años tras más de 300 días de servicio en Gaza.
"Es una herida invisible... y merece ser tratada", dice Wasserstein.
En protesta por la burocracia y la falta de reconocimiento, soldados con TEPT han acampado frente al parlamento israelí.
El veterano Micha Katz afirma que 60 soldados se han suicidado en los últimos meses, aunque el ejército no ha proporcionado estadísticas oficiales.
Testificando ante una comisión parlamentaria, el veterano Yoann Dobensky declaró: "El trastorno de estrés postraumático debe reconocerse como una lesión... es una lesión del alma".










