El alto el fuego entre Israel y Hamás, vigente desde el 10 de octubre, se mantiene en un estado de tensión constante, con el intercambio de cuerpos de fallecidos como uno de sus componentes centrales. A pesar de este mecanismo, ambas partes se acusan mutuamente de violaciones armadas casi a diario, lo que amenaza la estabilidad del acuerdo y la posibilidad de una paz duradera. El acuerdo establece que por cada cadáver de rehén israelí devuelto por Hamás, Israel debe entregar los restos de 15 palestinos. Hasta la fecha, Israel ha devuelto 285 cuerpos de palestinos fallecidos desde octubre de 2023, mientras que Hamás ha entregado los restos de 21 de los 28 rehenes que murieron en Gaza. El brazo armado de Hamás, las Brigadas Ezedin al Qasam, justifica la demora en la entrega de los cuerpos restantes argumentando que la destrucción masiva en Gaza dificulta su localización, ya que muchos se encuentran bajo los escombros. Por su parte, Israel acusa al grupo islamista de retrasar deliberadamente el proceso para obtener ventajas en la negociación.
La tregua es frágil.
El ejército israelí informó haber matado a dos palestinos que se acercaron de forma “amenazadora” a sus tropas, mientras Hamás denunció la muerte de un civil por fuego israelí, incidente que Israel negó. El portavoz de las FDI, Roni Kaplan, afirmó que Israel mantiene su compromiso con el acuerdo, pero acusó a Hamás de violar continuamente las condiciones. Aunque las tropas israelíes se retiraron de las zonas urbanas, mantienen el control militar tras una línea de demarcación, desde donde continúan operaciones de vigilancia con francotiradores y drones.
En resumenEl intercambio de cuerpos entre Israel y Hamás procede bajo un frágil alto el fuego, pero las continuas violaciones y acusaciones mutuas demuestran que la tregua es más una pausa estratégica que un paso hacia la paz. La violencia persiste, y el acuerdo se sostiene sobre un tenso mecanismo de negociación muerte por muerte.