El Comité de Seguridad Nacional del Parlamento israelí (Knéset) aprobó un polémico proyecto de ley que impondría la pena de muerte a palestinos condenados por asesinatos con motivaciones nacionalistas. La iniciativa, impulsada por el partido de ultraderecha Poder Judío, liderado por el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, cuenta con el respaldo del primer ministro Benjamin Netanyahu y avanza hacia su primera lectura en el pleno. El proyecto de ley estipula que la pena capital sea de aplicación obligatoria para quienes cometan asesinatos por motivos racistas o nacionalistas contra ciudadanos israelíes, eliminando la discrecionalidad judicial para reducir la condena. Durante el debate, Ben Gvir declaró: “Cada terrorista que salga a asesinar debe saber que se le impondrá la pena de muerte”. El coordinador de rehenes y desaparecidos, Gal Hirsch, defendió la medida como “una herramienta para combatir el terrorismo y garantizar la liberación de rehenes”.
Sin embargo, la propuesta enfrenta obstáculos legales y una fuerte oposición.
Asesores legales de la Knéset advirtieron que el proceso legislativo podría ser inválido por no haber consultado a todos los organismos de seguridad. Por su parte, el movimiento Hamás condenó la ley, calificándola como una “muestra del rostro fascista de la ocupación sionista” y exigió la intervención de comités internacionales para inspeccionar las condiciones de los más de 10,000 prisioneros palestinos en cárceles israelíes. Críticos y organizaciones de derechos humanos temen que la ley institucionalice una justicia desigual, aplicable solo a palestinos, y advierten que podría agravar la espiral de violencia en la región en lugar de disuadirla.
En resumenImpulsada por la ultraderecha del gobierno de Netanyahu, avanza en Israel una ley para imponer la pena de muerte a palestinos condenados por terrorismo. Mientras sus defensores la ven como una medida disuasoria, sus detractores la denuncian como una violación de los derechos humanos que podría exacerbar el conflicto.