Un reporte de The Guardian, retomado por medios, revela que los detenidos no tienen acceso a luz solar, alimentación suficiente ni contacto con el exterior, situación que expertos y activistas califican como tortura y una grave violación del derecho internacional humanitario. La prisión fue reabierta por orden del ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, tras el ataque de Hamás en octubre de 2023. Según el comité contra la tortura en Israel (Pcati), tanto las celdas como el pequeño patio y la sala de reuniones con abogados se encuentran bajo tierra. Tal Steiner, director ejecutivo de Pcati, denunció que la falta prolongada de luz natural provoca graves efectos en la salud física y mental de los prisioneros. Steiner afirmó que las condiciones de detención en Rakefet y otras cárceles israelíes son "intencionalmente horribles", diseñadas para dificultar que los presos "se mantengan íntegros". Esta situación se enmarca en un contexto más amplio de endurecimiento de las condiciones carcelarias para los palestinos. Desde el inicio del conflicto, se ha elevado a 81 el número de palestinos muertos en cárceles israelíes, muchos de ellos por presunta negligencia médica. La revelación sobre la prisión Rakefet intensifica las críticas de organizaciones de derechos humanos sobre el trato que Israel da a los detenidos palestinos.