El ejército de Israel ha confirmado una nueva oleada de ataques aéreos contra infraestructura de Hezbolá en el valle de la Becá y varias localidades del sur del Líbano, acciones que violan el alto al fuego vigente y que han provocado condenas por parte del gobierno libanés. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) justificaron los bombardeos afirmando que “Hizbulá intenta rehabilitar sus activos terroristas a lo largo de Líbano” y que su presencia viola el “entendimiento entre Israel y Líbano”. Los ataques se dirigieron contra lanzaderas de cohetes, instalaciones de almacenamiento de armas de la unidad 'Fuerza Radwan' y una instalación utilizada para producir equipos de reconstrucción en la zona de Tiro. Antes de los bombardeos, las FDI emitieron órdenes de evacuación para edificios en localidades como Tayr Debba, Taybeh y Aita al Jabal, instando a los civiles a alejarse al menos 500 metros. A pesar de estas advertencias, el Ministerio de Salud libanés reportó la muerte de un ciudadano en un ataque contra un coche en Al Bissariyeh. La escalada ha generado una enérgica respuesta diplomática de Líbano.
El primer ministro, Nawaf Salam, aseguró que su gobierno está tratando de movilizar “todo el apoyo político árabe e internacional posible” para frenar la agresión israelí.
Estas acciones se producen en un contexto de alta tensión, ya que Hezbolá ha rechazado cualquier negociación política con Israel y se ha negado a desarmarse, alegando su “derecho legítimo” a defenderse. El movimiento chií considera que cualquier diálogo sobre su desarme debe enmarcarse en una estrategia de seguridad nacional consensuada y no en demandas israelíes.
En resumenLos ataques aéreos de Israel en el sur del Líbano, justificados como acciones preventivas contra la reconstrucción de capacidades de Hezbolá, representan una grave violación del alto el fuego y aumentan el riesgo de un conflicto a mayor escala. La ofensiva ha provocado víctimas civiles y ha llevado al gobierno libanés a buscar apoyo internacional para detener la escalada.