El primer ministro, Nawaf Salam, aseguró que su gobierno está tratando de movilizar “todo el apoyo político árabe e internacional posible” para frenar la agresión israelí.

Estas acciones se producen en un contexto de alta tensión, ya que Hezbolá ha rechazado cualquier negociación política con Israel y se ha negado a desarmarse, alegando su “derecho legítimo” a defenderse. El movimiento chií considera que cualquier diálogo sobre su desarme debe enmarcarse en una estrategia de seguridad nacional consensuada y no en demandas israelíes.