La violencia ejercida por colonos israelíes en Cisjordania ha alcanzado su punto más alto desde que existen registros, según la ONU, con cientos de ataques reportados en octubre durante la cosecha de aceitunas que han dejado heridos a civiles, periodistas y personal médico. La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) documentó 260 ataques en octubre, mientras que la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA) registró 536, la cifra más alta desde que comenzó a monitorearlos en 2013. Un incidente particularmente grave ocurrió en la aldea de Beita, cerca de Nablus, donde un ataque de colonos dejó al menos once personas heridas, incluyendo paramédicos y periodistas de agencias como Reuters y Al Jazeera.
Un testigo describió a los atacantes como “bárbaros” que agredieron repetidamente a los presentes.
La violencia sistemática contra agricultores palestinos ha resultado en la destrucción de más de 4,000 olivos desde septiembre, una acción que, según la UNRWA, “amenaza el modo de vida mismo de muchos palestinos”. Esta escalada de agresiones ha provocado lo que la agencia califica como la peor crisis de desplazamiento forzado en Cisjordania desde 1967, con más de 42,000 palestinos obligados a abandonar sus hogares desde octubre de 2023. Hamás ha llamado a la comunidad internacional a condenar el “terrorismo de los colonos”.
Paralelamente, la violencia militar israelí también persiste.
El ejército confirmó haber matado a dos palestinos de 16 años cerca de Judeira, alegando que habían lanzado un cóctel molotov sobre un muro de separación.
En resumenCisjordania experimenta una escalada de violencia sin precedentes por parte de colonos israelíes, especialmente contra agricultores durante la cosecha de olivos. La ONU y otras organizaciones denuncian un número récord de ataques, destrucción de propiedades y una grave crisis de desplazamiento forzado, en medio de continuas operaciones militares israelíes.