Su familia había liderado una campaña nacional durante más de una década exigiendo su repatriación. El ejército israelí confirmó oficialmente la devolución de sus restos, lo que permitió a su familia proceder con su sepultura en Israel. El primer ministro Benjamin Netanyahu reafirmó el compromiso de su gobierno de “no descansar hasta traer de vuelta a todos sus rehenes, vivos o caídos”.