El proyecto fue aprobado con 39 votos a favor y 16 en contra, y ahora pasará a una comisión parlamentaria para su debate antes de ser sometido a una segunda y tercera votación para convertirse en ley.

Ben-Gvir defendió la iniciativa como una herramienta de disuasión necesaria. “Así es como combatimos el terrorismo; así es como creamos disuasión”, declaró tras la votación, añadiendo que “una vez que la ley sea aprobada definitivamente, los terroristas sólo irán al infierno”.

La propuesta surge en el contexto del trauma nacional por el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Israel abolió la pena de muerte por asesinato en 1954, y la única ejecución civil en su historia fue la de Adolf Eichmann, uno de los arquitectos del Holocausto, en 1962.

La propuesta ha encontrado una fuerte oposición tanto a nivel nacional como internacional. El líder de la oposición, Yair Lapid, afirmó que la ley “no detendrá el terror, pero sí dañará la imagen democrática de Israel ante el mundo”. Por su parte, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) calificó la medida como un “crimen político, jurídico y humanitario”, mientras que Amnistía Internacional advirtió que afianzaría la “discriminación sistémica contra los palestinos”.