Según Trump, este acuerdo busca fomentar la cooperación bilateral en diversas áreas, incluyendo comercio y seguridad, continuando la política exterior iniciada en su primer gobierno para reconfigurar las alianzas en Medio Oriente y más allá.

Los Acuerdos de Abraham, mediados por Estados Unidos, fueron firmados originalmente en 2020 por Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin, a los que posteriormente se unieron Sudán y Marruecos.

Estos pactos rompieron un consenso de décadas en el mundo árabe que condicionaba la normalización con Israel a la creación de un estado palestino. La adhesión de Kazajistán es significativa ya que expande el alcance de estos acuerdos fuera del mundo árabe, hacia Asia Central, una región de creciente importancia estratégica. Este desarrollo es visto como una victoria diplomática para la administración Trump y para Israel, que busca fortalecer sus lazos económicos y de seguridad en una región más amplia, superando el aislamiento histórico.