El Gobierno palestino condenó el acto, calificándolo como parte de una “política sistemática y generalizada para socavar los derechos del pueblo palestino”.

La violencia ha sido generalizada, especialmente durante la cosecha de aceitunas, descrita como la más violenta desde 2013. En un ataque en la aldea de Beita, colonos agredieron a agricultores, activistas y periodistas, hiriendo a once personas, incluida una fotógrafa de la agencia Reuters. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos informó que, desde el 7 de octubre de 2023, al menos 1,017 palestinos han sido asesinados por fuerzas israelíes y colonos. Solo en octubre, la ONU documentó más de 536 ataques de colonos, la cifra mensual más alta registrada. Esta ola de agresiones ha generado una respuesta crítica incluso dentro de Israel. El presidente Isaac Herzog calificó los ataques de “impactantes y graves”, y el jefe del ejército, Eyal Zamir, afirmó que no se tolerará a “una minoría de criminales”. El jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, se unió a las condenas, instando a Israel a detener la violencia y acabar con la “presencia ilegal en el territorio palestino ocupado”.