La devolución por parte de Hamás, mediada por la Cruz Roja, representa un momento de profundo significado simbólico y humanitario para la sociedad israelí. Hadar Goldin, un joven teniente de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), fue declarado muerto en combate tras una emboscada en Rafah, al sur de Gaza, en agosto de 2014, durante la ofensiva militar israelí. Desde entonces, su cuerpo permaneció en manos de Hamás, convirtiéndose en uno de los casos más dolorosos para el país.

Su familia lideró una intensa y prolongada campaña exigiendo al gobierno acciones contundentes para su recuperación.

Finalmente, este fin de semana, como parte de los intercambios estipulados en el frágil acuerdo de alto el fuego, Hamás entregó los restos al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) tras haberlos localizado en una zona de combate.

Las FDI confirmaron oficialmente la repatriación e informaron a la familia, que expresó su agradecimiento y pidió continuar los esfuerzos para recuperar a otros soldados desaparecidos.

El primer ministro Benjamin Netanyahu emitió un comunicado en el que aseguró que Israel “no descansará hasta traer de vuelta a todos sus rehenes, vivos o caídos”.

Este gesto, aunque no indica un cese al fuego inminente, es visto por analistas como una posible apertura para retomar conversaciones indirectas sobre intercambios humanitarios, ofreciendo un “breve respiro de humanidad en medio del caos”.