Las fuerzas israelíes han abierto fuego repetidamente contra civiles, resultando en 271 muertos y 632 heridos, según Hamás.

Además, se han intensificado las demoliciones de edificios residenciales, con más de 1,500 estructuras destruidas solo en Rafah, lo que analistas citados por Al Jazeera consideran un intento de hacer inhabitable la ciudad. Un ataque con dron israelí en Khan Younis mató a dos personas, incluido un niño, un hecho que el ejército justificó alegando una "amenaza inmediata".

La crisis humanitaria es alarmante.

El Ministerio de Salud palestino denuncia que solo ha llegado el 10% de los medicamentos necesarios, como analgésicos y antibióticos. La ONU calcula que se necesitan entre 500 y 600 camiones de ayuda diarios, pero solo ingresaron 270 el domingo, y menos de la mitad con ayuda humanitaria. Israel bloquea la entrada de materiales catalogados como de "uso dual", afectando a la UNRWA, cuya operación fue prohibida. Como parte del acuerdo, se ha realizado el intercambio de cuerpos: Israel ha devuelto 330 cadáveres de palestinos a cambio de los restos de rehenes israelíes, como Meny Godard. Sin embargo, la identificación de los cuerpos palestinos es compleja debido a su estado y la falta de equipo forense.