En contraste, Hamás rechazó la resolución al considerar que “no respeta las demandas ni los derechos de los palestinos” e impone una “tutela extranjera”. Rusia y China expresaron su preocupación por la falta de claridad sobre el papel de los palestinos en la futura gobernanza y la ausencia de un cronograma definido para la transferencia de poder a la AP. El plan también menciona una “vía creíble” hacia un Estado palestino, condicionada a la estabilidad y reformas, lo que ha sido criticado por radicales de ambos bandos, como el ministro israelí Itamar Ben-Gvir.