Esta amenaza de escalada regional ha generado alarma internacional.

La contundente declaración de Netanyahu se produjo como respuesta a un ataque con atropello y apuñalamiento en el cruce de Gush Etzion, que resultó en la muerte de una persona y tres heridos. Hamás reivindicó el acto como una “respuesta natural” a la agresión israelí. El primer ministro, quien enfrenta presión internacional por parte de la Corte Penal Internacional, aprovechó el incidente para reforzar su narrativa de que la ofensiva no se detendrá hasta “consolidar la presencia en el enclave y lograr el desarme de Hamas”. Estas palabras llegan en uno de los momentos más violentos en Cisjordania desde octubre de 2023, con un saldo de más de mil palestinos y 40 israelíes muertos. La retórica de “guerra total” se interpreta como una estrategia para operar simultáneamente en Gaza, Cisjordania y Líbano, lo que abre la puerta a una expansión del conflicto con consecuencias impredecibles para la región. Aunque Netanyahu ha apoyado públicamente un plan de la ONU para la desmilitarización de Gaza, su postura actual lo acerca más a un escenario de confrontación amplia que a una solución diplomática, dibujando un panorama donde cada acción genera una reacción aún más explosiva.