La medida fue celebrada por Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), pero rechazada categóricamente por Hamás.

La resolución, impulsada por Estados Unidos, obtuvo 13 votos a favor con las abstenciones de Rusia y China, quienes argumentaron que el plan es vago sobre los derechos políticos de los palestinos y no garantiza que "los palestinos gobiernen Palestina". El plan de 20 puntos contempla la creación de una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF) de unos 20,000 efectivos para asegurar las fronteras, desarmar a Hamás y proteger corredores humanitarios hasta 2027. Además, establece una "Junta de la Paz" presidida por el propio Trump, que supervisará un comité tecnocrático palestino hasta que la ANP complete una serie de reformas no especificadas. El texto menciona la posibilidad de un futuro Estado palestino, aunque sin trazar un camino claro. La oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, celebró la iniciativa, afirmando que "conducirá a la paz y la prosperidad porque insiste en la completa desmilitarización, el desarme y la desradicalización" de Gaza. El presidente israelí, Isaac Herzog, calificó la resolución como un "hito" y un "momento verdaderamente increíble en la política mundial". Por su parte, la ANP la consideró "el primer paso en un largo camino hacia la paz", aunque señaló que asuntos como la autodeterminación siguen pendientes. En contraste, Hamás rechazó el plan, declarando que "no respeta las demandas ni los derechos de los palestinos" y busca imponer una "tutela extranjera" que sustituiría la ocupación israelí.