Esta detección es considerada la amenaza más grave para la industria ganadera estadounidense durante el actual brote, debido a su proximidad con la frontera. El caso, confirmado por el Servicio Nacional de Calidad e Inocuidad Agroalimentaria (Senasica) de México, se localiza a solo 70 millas (aproximadamente 112.6 kilómetros) de la frontera con Texas. El USDA destacó la ubicación estratégica de Sabinas Hidalgo, cerca de la carretera Monterrey-Laredo, una de las rutas comerciales más transitadas del mundo, lo que aumenta el riesgo de propagación. La reacción de Estados Unidos ha sido contundente.
Broke Rollins, titular del USDA, declaró que proteger al país del GBG “no es negociable y es una prioridad absoluta”. En un tono enérgico, Rollins insinuó que Estados Unidos tomará “medidas decisivas para proteger nuestras fronteras, incluso en ausencia de cooperación” por parte de México, y advirtió que se aplicarán “acciones agresivas contra cualquiera que dañe al ganado estadounidense”. Esta situación se suma al cierre de la frontera al ganado mexicano que Estados Unidos implementó desde el 9 de julio, después de que un caso apareciera fuera de la zona de contención en el sur de México.