El esperado proyecto de interconexión vial entre los municipios de Monterrey y San Pedro comenzará su construcción la próxima semana, una obra de gran envergadura destinada a mejorar la movilidad en una de las zonas más congestionadas del área metropolitana. Sin embargo, el inicio de los trabajos está marcado por una advertencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sobre el posible impacto en el patrimonio histórico de la zona. El proyecto, impulsado durante años por el alcalde Mauricio Fernández, contempla una inversión estimada de 1,500 millones de pesos para construir un tramo de 2.24 kilómetros que se espera sea utilizado por unos 24,200 vehículos diarios.
La ruta conectará la avenida Lázaro Cárdenas con Morones Prieto, cruzando Gómez Morín con un paso elevado. Autoridades de ambos municipios han confirmado que la obra seguirá adelante a pesar de la inminente renuncia de Fernández a la alcaldía de San Pedro, asegurando que los proyectos ya están encaminados. No obstante, el INAH ha alertado que en el área de influencia del proyecto se encuentran registrados alrededor de 200 inmuebles con valor histórico, lo que representa un riesgo para el patrimonio cultural de la ciudad. Esta situación plantea un desafío para los desarrolladores, quienes deberán coordinarse con el instituto para mitigar cualquier afectación.
Funcionarios como Fernando Margáin Sada, jefe de gabinete de Monterrey, han desestimado que haya complicaciones, confiando en la planeación del proyecto.
En resumenLa interconexión Monterrey-San Pedro es una obra clave para la movilidad metropolitana cuyo inicio es inminente, pero enfrenta el reto de equilibrar el desarrollo urbano con la preservación del patrimonio histórico, un punto de tensión que requerirá una gestión cuidadosa por parte de las autoridades.