Las víctimas habían sido secuestradas en la colonia Los Venados, torturadas, degolladas y desangradas.
Las pesquisas llevaron a la captura de Álvaro “N”, alias “El Santero”, señalado como líder del grupo, junto a sus cómplices Edgar “N”, apodado “El Árabe”, y Ricardo “N”, conocido como “El Filos”.
Según las autoridades, los detenidos, originarios de otros estados, buscaban establecer su control territorial en Tijuana mediante actos de violencia extrema disfrazados de prácticas religiosas. Durante los cateos, la FGE aseguró altares, veladoras, figuras de metal, restos de animales y recipientes que contenían sangre humana.
Los tres individuos enfrentan ahora cargos por homicidio calificado, mientras se investiga su posible implicación en otros delitos en la región.